jueves, 6 de junio de 2013

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C (16-06-13)


I.       RITO DE ENTRADA

Una de las experiencias más amargas es la experiencia del pecado. Una de las experiencias más bellas es la experiencia del perdón. Hoy la liturgia quiere hacernos revivir la alegre experiencia del perdón.
Las lecturas de este décimo primer domingo del tiempo ordinario, nos muestran el amor gratuito y misericordioso de Dios siempre dispuesto a perdonar a quien desea ser perdonado.

1.     Antífona de entrada.                                                              
Escúchame, Señor, que te llamo. Tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación.

2.     Acto penitencial
·      Tú que eres el camino que conduce al Padre. Señor, ten piedad.
·      Tú que eres la verdad que ilumina los pueblos. Cristo, ten piedad.
·      Tú que eres la vida que renueva el mundo. Señor, ten piedad.

3.     Gloria: Después de reconciliarnos Dios y nuestros hermanos, alabemos con júbilo a Dios uno y trino, entonando el himno del gloria.

4.     Oración colecta
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas, y pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo.

II.     LITURGIA DE LA PALABRA

&  5. 1ra. lectura: del segundo libro de Samuel 12, 7-10.13

“En aquellos días, dijo el profeta Natán al rey David: “Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí rey  de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de Israel y la de Judá y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías” David respondió a Natán: “¡He pecado con el Señor!” Natán le dijo: “El Señor ha perdonado ya tu pecado: no morirás”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.
&  6. Salmo responsorial: 31
R. “Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado”

·      Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. / R.
·      Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: “Confesaré al Señor mi culpa”, y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. / R.
·      Alégrense, justos, y gocen con el Señor; aclámenlo, los de corazón sincero. / R.

&  7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 33-34     

Hermanos: Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero, si la justificación se alcanzara por la ley, la muerte de Cristo sería inútil. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados”.

&  9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-8,3

“En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se puso a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies, se los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: “Si éste fuera un profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora”. Jesús tomó la palabra y le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. Él respondió: “Dímelo, maestro”. Jesús le dijo: “Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenía con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?” Simón contestó: “Supongo que aquel a quien le perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado rectamente”. Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré a tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”. Y a ella le dijo: “Tus pecados están perdonados”. Los demás invitados empezaron a decir entre sí: “¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?”. Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado: vete en paz”. Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que había salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Profesión de fe: CREDO NICENO - CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación  bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos  y la vida del mundo futuro. Amén.
11. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Perdónanos, Padre, por el amor que nos tienes”.  
·      Por la Iglesia; para que los cristianos siguiendo el ejemplo de Jesús Maestro, sepan ofrecer a todos, el perdón del Señor. Roguemos al Señor.
·      Por todos los padres; para que sus hijos reconozcan el amor de Dios en su ternura, preocupación y ejemplo. Roguemos al Señor.
·      Por los hombres y mujeres que viven como Simón, el fariseo, pensando mal de los demás; para que sean capaces de comprender y respetar a quienes juzgan, sin conocerlos. Roguemos al Señor.
·      Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que frecuente con fe, confianza y alegría el sacramento de la reconciliación. Roguemos al Señor.

III.    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

12. Oración sobre las ofrendas
Tú nos has dado, Señor por medio de estos dones que te presentamos, el alimento del cuerpo y el sacramento que renueva nuestro espíritu; concédenos con bondad que siempre gocemos del auxilio de estos dones. Por Jesucristo nuestro Señor.

13. Antífona de comunión.                                                                         Sal 26, 4
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida.  

14. Oración después de la comunión.

Que esta comunión en tus misterios, Señor, expresión de nuestra unión contigo, realice la unidad de tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.

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