I. RITO DE
ENTRADA
Venimos rezando desde pequeños. Pero a muchos la
oración les parece inútil, piensan que Dios no los escucha y “aflojan”: rezan
mal o directamente dejan de rezar.
Este domingo diecisiete del tiempo ordinario, la
liturgia, a través de ilustraciones espectaculares, nos inculca dos actitudes
básicas de toda buena oración: la confianza y la perseverancia.
1.
Antífona de entrada. Sal 67, 6-7.36
Dios vive en su santa morada. Dios,
que prepara una casa a los desvalidos, da fuerza y poder a su pueblo.
2.
Acto penitencial
ü Porque
no hemos comprendido tu palabra. Señor,
ten piedad.
ü Porque
no hemos apetecido el pan que tú nos das. Cristo,
ten piedad.
ü Porque
pretendemos unirnos a ti sin entrar en comunión con los demás. Señor, ten piedad.
3.
Gloria: Después de
reconciliarnos con Dios y nuestros hermanos, alabemos con alegría
a Dios, Uno y Trino, entonando el himno del gloria.
4.
Oración colecta
Oh Dios, protector de los que en ti
esperan; sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos
de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos
de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro
Señor Jesucristo.
II.
LITURGIA DE LA
PALABRA
&
5. 1ra.
lectura: del libro del Génesis 18, 20-32
“En aquellos días, el Señor
dijo: “La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave;
voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación que
contra ellas llega a mí; y si no es así, lo sabré” Partieron de allí aquellos
hombres y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de
Abraham. Entonces Abraham se acercó y dijo a Dios: “¿Es que vas a destruir al
inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los
destruirás y no perdonarás a la ciudad por los cincuenta inocentes que hay en
ella? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente juntamente con el
culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de
ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?” El Señor contestó: “Si
encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la
ciudad en atención a ellos”. Abraham respondió: “Me he atrevido a hablar a mi
Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta
inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?” Respondió el Señor: “No la
destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco”. Abraham insistió: “Quizá
no se encuentren más que cuarenta”. Le respondió: “En atención a los cuarenta,
no lo haré”. “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran
treinta?” El respondió: “No lo haré, si encuentro allí treinta”. Insistió
Abraham: “M e he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?”.
Respondió el Señor: “En atención a los veinte, no la destruiré”. Abraham
continuó: “Que no se enoje mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran
diez?” Contestó el Señor: “En atención a los diez, no la destruiré”. Palabra de Dios. R. Te
alabamos, Señor.
&
6. Salmo
responsorial: 137
R. “Cuando
te invoqué, Señor, me escuchaste”
·
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante
de los ángeles tocaré para ti, me postraré hacia tu santuario”. / R.
·
Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y
tu lealtad. Cuando te invoqué, me escuchaste, aumentaste el valor en mi alma. /
R.
·
El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de
lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo y tu derecha me salva. / R.
·
El Señor completará sus favores conmigo: Señor,
tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. / R.
& 7. 2da.
Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 12-14
“Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes
sepultados con Cristo, y han resucitado con él, porque han creído en la fuerza
de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos por sus
pecados, porque no estaban circuncidados; pero Dios les dio vida en él,
perdonándoles todos los pecados. Borró el documento que nos condenaba con sus
cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la
cruz”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.
8. Aclamación antes del Evangelio: “Ustedes
han recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!,
Padre”.
& 9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-13
“Una vez, estaba Jesús orando en cierto lugar.
Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como
Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo: “Cuando oren digan: “Padre,
santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan
cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la tentación”. Y les dijo: “Si
alguno de ustedes tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no
tengo nada que ofrecerle”. Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes;
la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme
para dártelos”. Si el otro insiste llamando, yo les digo que, si no se levanta
y se los da por ser amigo suyo, al menos para que no siga molestando se
levantará y le dará cuanto necesite. Por eso yo les digo: Pidan y se les dará,
busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien
busca encuentra, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, cuando su
hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, le dará una
serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues, si ustedes, que
son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Palabra del Señor. R.
Gloria a ti, Señor Jesús.
10. Profesión
de fe: CREDO NICENO
- CONSTANTINOPOLITANO
Creo
en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible.
Creo
en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin.
Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas.
Creo
en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso
que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero
la resurrección de los muertos y la vida
del mundo futuro. Amén.
11. Plegaria
universal: A cada invocación respondemos: “Padre nuestro, escucha a tus hijos”.
v Por la Iglesia;
para que no se olvide de la tarea encomendada por el Maestro de orar por los
seres humanos y sus diversas necesidades. Roguemos al Señor.
v Por los hombres
y mujeres de buena voluntad; para que oren y descubran al Dios único y
verdadero. Roguemos al Señor.
v Por quienes han sido llamados a colaborar en el anuncio del evangelio;
para que venga el Reino de Dios y su justicia. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que la oración diaria nos ayude a ir construyendo
una comunidad fraterna y solidaria. Roguemos al Señor.
III.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
12. Oración
sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar
gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu
actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las
alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.
13. Antífona
de comunión. Sal
102, 2
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus
beneficios.
14. Oración
después de la comunión.
Hemos recibido, Señor, este sacramento, memorial
perpetuo de la pasión de tu Hijo; concédenos que este don de su amor inefable
nos aproveche para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
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