martes, 25 de junio de 2013

DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C (28-07-13)


I.       RITO DE ENTRADA

Venimos rezando desde pequeños. Pero a muchos la oración les parece inútil, piensan que Dios no los escucha y “aflojan”: rezan mal o directamente dejan de rezar.  

Este domingo diecisiete del tiempo ordinario, la liturgia, a través de ilustraciones espectaculares, nos inculca dos actitudes básicas de toda buena oración: la confianza y la perseverancia.   


1.     Antífona de entrada.   Sal 67, 6-7.36  
Dios vive en su santa morada. Dios, que prepara una casa a los desvalidos, da fuerza y poder a su pueblo.

2.     Acto penitencial
ü  Porque no hemos comprendido tu palabra. Señor, ten piedad.
ü  Porque no hemos apetecido el pan que tú nos das. Cristo, ten piedad.
ü  Porque pretendemos unirnos a ti sin entrar en comunión con los demás. Señor, ten piedad.

3.     Gloria: Después de reconciliarnos con Dios y nuestros hermanos, alabemos con alegría a Dios, Uno y Trino, entonando el himno del gloria.

4.     Oración colecta
Oh Dios, protector de los que en ti esperan; sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

II.     LITURGIA DE LA PALABRA

&  5. 1ra. lectura: del libro del Génesis 18, 20-32
“En aquellos días, el Señor dijo: “La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación que contra ellas llega a mí; y si no es así, lo sabré” Partieron de allí aquellos hombres y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abraham. Entonces Abraham se acercó y dijo a Dios: “¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás a la ciudad por los cincuenta inocentes que hay en ella? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente juntamente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?” El Señor contestó: “Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”. Abraham respondió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?” Respondió el Señor: “No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco”. Abraham insistió: “Quizá no se encuentren más que cuarenta”. Le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”. “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?” El respondió: “No lo haré, si encuentro allí treinta”. Insistió Abraham: “M e he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?”. Respondió el Señor: “En atención a los veinte, no la destruiré”. Abraham continuó: “Que no se enoje mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?” Contestó el Señor: “En atención a los diez, no la destruiré”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

&  6. Salmo responsorial: 137
R. “Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste”
·      Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tocaré para ti, me postraré hacia tu santuario”. / R.
·      Daré gracias a tu nombre, por tu misericordia y tu lealtad. Cuando te invoqué, me escuchaste, aumentaste el valor en mi alma. / R.
·      El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo y tu derecha me salva. / R.
·      El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. / R.

&  7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 12-14
“Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo, y han resucitado con él, porque han creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos por sus pecados, porque no estaban circuncidados; pero Dios les dio vida en él, perdonándoles todos los pecados. Borró el documento que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Ustedes han recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!, Padre”.

&  9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-13
“Una vez, estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”. Él les dijo: “Cuando oren digan: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos ofende, y no nos dejes caer en la tentación”. Y les dijo: “Si alguno de ustedes tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”. Y, desde dentro, el otro le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”. Si el otro insiste llamando, yo les digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos para que no siga molestando se levantará y le dará cuanto necesite. Por eso yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre ustedes, cuando su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Profesión de fe: CREDO NICENO - CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación  bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos  y la vida del mundo futuro. Amén.

11. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Padre nuestro, escucha a tus hijos”.  
v Por la Iglesia; para que no se olvide de la tarea encomendada por el Maestro de orar por los seres humanos y sus diversas necesidades. Roguemos al Señor.
v Por los hombres y mujeres de buena voluntad; para que oren y descubran al Dios único y verdadero. Roguemos al Señor.
v Por quienes han sido llamados a colaborar en el anuncio del evangelio; para que venga el Reino de Dios y su justicia. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que la  oración diaria nos ayude a ir construyendo una comunidad fraterna y solidaria. Roguemos al Señor.

III.    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

12. Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúa eficazmente, santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.

13. Antífona de comunión.                                                                         Sal 102, 2
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.  

14. Oración después de la comunión.

Hemos recibido, Señor, este sacramento, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo; concédenos que este don de su amor inefable nos aproveche para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

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