I. RITO DE
ENTRADA
¡Cuántas veces oímos en nuestras celebraciones
referencias a la Palabra de Dios! Ya casi, esta expresión no nos dice
nada.
Este domingo quince del tiempo ordinario, los
textos bíblicos hablan de la Palabra de Dios: sus mandamientos, sus preceptos,
su propuesta, remarcando la importancia no sólo de escucharla sino de ponerla
en práctica. El mensaje queda ilustrado hoy, con la parábola del buen
samaritano.
1.
Antífona de entrada. Sal 16, 15
Yo, con mi apelación, vengo a tu
presencia y al despertar me saciaré de tu semblante.
2.
Acto penitencial
ü Tú que
siembras en nosotros la buena semilla. Señor,
ten piedad.
ü Tú que eres
paciente y misericordioso con todos. Cristo,
ten piedad.
ü Tú que separas
la cizaña del trigo. Señor, ten piedad.
3.
Gloria: Después de
reconciliarnos con Dios y nuestros hermanos, alabemos con alegría
a Dios padre, Hijo y Espíritu Santo, entonando el himno del gloria.
4.
Oración colecta
Oh Dios, que muestras la luz de tu
verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino,
concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y
cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA
DE LA PALABRA
&
5. 1ra.
lectura: del libro del Deuteronomio 30, 10-14
“Moisés habló
al pueblo, diciendo: “Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus
preceptos y mandamientos, lo que está escrito en el libro de esta ley; conviértete
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este
mandamiento que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas, ni
inalcanzable; no está en el cielo, para que digas: “¿Quién de nosotros subirá
al cielo para traerlo y nos lo enseñara, para que lo cumplamos?”; ni está más
allá del mar, para que digas: “¿Quién de nosotros cruzará el mar para traerlo y
nos lo enseñara, para que lo cumplamos?” Pues, la palabra está muy cerca de ti:
en tu corazón y en tu boca. Para que la cumplas”. Palabra de Dios. R.
Te alabamos, Señor.
&
6. Salmo
responsorial: 68
R. “Humildes,
busquen al Señor, y revivirá su corazón.”
·
Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me
escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la
bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí”. / R.
·
Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré
el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. /
R.
·
Mírenlo, los humildes, y alégrense, busquen al Señor, y revivirá su
corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. / R.
·
El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos la heredará, los
que aman su nombre vivirán en ella. / R.
& 7. 2da.
Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20
“Cristo
Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por
medio de él fueron creadas todas las cosas: las del cielo y las de la tierra,
visibles e invisibles, tronos, dominaciones, principados, potestades; todo fue
creado por él. Él es también la cabeza del cuerpo: es decir, de la Iglesia. Él
es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en
todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso
reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra,
restableciendo la paz con su sangre derramada en la cruz”. Palabra de Dios. R.
te alabamos, Señor.
8. Aclamación antes del Evangelio: “Tus
palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna”.
& 9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25-37
“En
aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para
ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?” Él le
dijo: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? Él contestó: “Amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas
y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”. Él le dijo: “Bien dicho. Haz
esto y tendrás la vida eterna”. Pero el maestro de la ley, queriendo
justificarse, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús dijo: “Un
hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos que lo
asaltaron, lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio
muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, se
desvió y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al
verlo se desvió y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a
donde estaba él y, al verlo, sintió compasión, se le acercó, le vendó las
heridas, después de habérselas limpiado con aceite y vino, y, montándolo en su
propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó
dos denarios y, dándoselos al encargado, le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes
de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que se
portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?” Él contestó: “El que
practicó la misericordia con él”. Jesús le dijo: “Vete, y haz tú lo mismo”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
10. Profesión
de fe: CREDO NICENO
- CONSTANTINOPOLITANO
Creo
en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible.
Creo
en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin.
Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas.
Creo
en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso
que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero
la resurrección de los muertos y la vida
del mundo futuro. Amén.
11. Plegaria
universal: A cada invocación respondemos: “Padre misericordioso, conviértenos a tu amor”.
v Por la Iglesia;
para que siga siendo en el mundo el signo del amor gratuito y universal que
Dios Padre ofrece a sus hijos. Roguemos al Señor.
v Por los que se sienten cansados y agobiados, ignorados y discriminados;
para que encontrando la acogida y el respeto acrecienten la confianza en sí
mismos. Roguemos al Señor.
v Por los jóvenes que comparten su tiempo, sirviendo en la sociedad; para
que según las enseñanzas de Jesús Maestro, no se cansen de ser generosos como
lo sugiere la caridad de Cristo. Roguemos al Señor.
v Por los que lesionan los derechos de los demás; para que reconozcan en
el más pequeño y débil la imagen de Dios. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que
alimentados por la palabra de Dios nos comprometamos cada vez más, en practicar
las obras de misericordia. Roguemos al Señor.
III.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
12. Oración
sobre las ofrendas
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia en oración, y
concede a quienes van a recibirlos, crecer continuamente en santidad. Por
Jesucristo nuestro Señor.
13. Antífona
de comunión. Jn 6, 57
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí
y yo en él –dice el Señor.
14. Oración
después de la comunión.
Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor,
que cuantas veces celebramos este sacramento se acreciente en nosotros el fruto
de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
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