martes, 25 de junio de 2013

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C (07-07-13)


I.       RITO DE ENTRADA

Este es el tercer domingo en que la liturgia reaviva nuestra conciencia de discípulos, de seguidores de Cristo. Él mismo nos llama y nos envía para dar fruto en los diversos ambientes de la sociedad. 


Este domingo catorce del tiempo ordinario, pone el acento en dos aspectos fundamentales de la misión que Jesús nos encarga: anunciar el Reino y anunciar la paz.

1.     Antífona de entrada.                                                         Sal 47, 10-11            
Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo; como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia.

2.     Acto penitencial
ü  Porque no escuchamos tu palabra con la atención debida. Señor, ten piedad.
ü  Porque no nos fiamos de tu palabra. Cristo, ten piedad.
ü  Porque rehusamos tu palabra, la única que salva. Señor, ten piedad.

3.     Gloria: Después de reconciliarnos con Dios y nuestros hermanos, alabemos con alegría a Dios padre, Hijo y Espíritu Santo, entonando el himno del gloria.

4.     Oración colecta
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido liberados de la esclavitud del pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

II.     LITURGIA DE LA PALABRA

&  5. 1ra. lectura: del libro de Isaías 66, 10-14c
“Alégrense con Jerusalén y regocíjense con ella, todos los que la aman, salten de gozo con ella, los que estaban de luto por ella. Se alimentarán ustedes de sus pechos y se saciarán de sus consuelos, y saborearán el deleite de sus senos generosos. Porque así dice el Señor: “Yo haré correr hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así les consolaré yo, y en Jerusalén ustedes serán consolados. Al verlo, su corazón se alegrará, y sus huesos florecerán como un prado; y los siervos del Señor conocerán su poder”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

&  6. Salmo responsorial: 65
R. “Aclama al Señor, tierra entera.”
·      Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre; canten himnos a su gloria; digan a Dios: “¡Qué temibles son tus obras”. / R.
·      Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas a favor de los hombres. / R.
·      Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente. / R.
·       Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su favor. / R.

&  7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18

“Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que importa no es el estar circuncidado o no estarlo, sino el ser una nueva criatura. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie me venga con molestias, porque ya llevo en mi cuerpo los estigmas de Jesús. Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes. Amén”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Que la paz de Cristo actúe de árbitro en su corazón; la palabra de Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza”.

&  9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 51-62
“En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: “La cosecha es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la cosecha que mande obreros a recogerla. ¡Pónganse en camino! Miren que los envió como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos la paz, si no, volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, coman y beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No anden cambiando de casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya, y digan: “Está cerca de ustedes el reino de Dios”. Cuando entren en un pueblo y no los reciban, salgan a la plaza y digan: “Hasta el polvo de esta ciudad, que se nos ha pegado a los pies, lo sacudimos sobre ustedes. De todos modos, sepan que está cerca el reino de Dios”. Yo le digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad”. Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”. Él les contestó: “He visto a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren: les he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y para dominar todo poder del enemigo. Y nada les hará daño alguno. Sin embargo, no estén alegres porque se les sometan los espíritus; alégrense más bien de que sus nombres estén inscritos en el cielo”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Profesión de fe: CREDO NICENO - CONSTANTINOPOLITANO

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación  bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos  y la vida del mundo futuro. Amén.

11. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Haz de nosotros, Señor, testigos de tu Evangelio”.  
v Por la Iglesia; para que en este tiempo de “increencia e indiferencia religiosa” se recuerde que su única misión es anunciar al mundo el amor de Dios. Roguemos al Señor.
v Por el Papa, los obispos, los sacerdotes los diáconos y personas consagradas; para que sepan hacer creíble la proclamación del Evangelio que anuncian. Roguemos al Señor.
v Por las autoridades; para que lo ejerzan su servicio desde la enseñanza y ejemplo de Cristo, quien no vino a ser servido, sino a servir. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que encontremos el coraje y la fuerza al recorrer el camino del servicio a los demás, siguiendo el ejemplo de Cristo Camino. Roguemos al Señor.

III.    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

12. Oración sobre las ofrendas
La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y cada día nos haga participar con mayor plenitud de la vida del reino glorioso. Por Jesucristo nuestro Señor.

13. Antífona de comunión.                                                                         Sal 33, 9
Gusten y vean que bueno es el Señor; dichoso el que acoge a él.  

14. Oración después de la comunión.

Alimentados, Señor, con un sacramento tan admirable, concédenos sus frutos de salvación y haz que perseveremos siempre cantando tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

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