I. RITO DE
ENTRADA
Este es el tercer domingo en que la liturgia
reaviva nuestra conciencia de discípulos, de seguidores de Cristo. Él mismo nos
llama y nos envía para dar fruto en los diversos ambientes de la sociedad.
Este domingo catorce del tiempo ordinario, pone el
acento en dos aspectos fundamentales de la misión que Jesús nos encarga:
anunciar el Reino y anunciar la paz.
1.
Antífona de entrada. Sal 47, 10-11
Oh Dios, meditamos tu misericordia en
medio de tu templo; como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de
la tierra; tu diestra está llena de justicia.
2.
Acto penitencial
ü Porque no
escuchamos tu palabra con la atención debida. Señor, ten piedad.
ü Porque no nos
fiamos de tu palabra. Cristo, ten
piedad.
ü Porque
rehusamos tu palabra, la única que salva. Señor,
ten piedad.
3.
Gloria: Después de
reconciliarnos con Dios y nuestros hermanos, alabemos con alegría
a Dios padre, Hijo y Espíritu Santo, entonando el himno del gloria.
4.
Oración colecta
Oh Dios, que por medio de la
humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la
verdadera alegría, para que quienes han sido liberados de la esclavitud del
pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA
DE LA PALABRA
&
5. 1ra.
lectura: del libro de Isaías 66, 10-14c
“Alégrense con
Jerusalén y regocíjense con ella, todos los que la aman, salten de gozo con
ella, los que estaban de luto por ella. Se alimentarán ustedes de sus pechos y
se saciarán de sus consuelos, y saborearán el deleite de sus senos generosos.
Porque así dice el Señor: “Yo haré correr hacia ella, como un río, la paz, como
un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus
criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre
consuela, así les consolaré yo, y en Jerusalén ustedes serán consolados. Al
verlo, su corazón se alegrará, y sus huesos florecerán como un prado; y los
siervos del Señor conocerán su poder”. Palabra
de Dios. R. Te alabamos, Señor.
&
6. Salmo
responsorial: 65
R. “Aclama al
Señor, tierra entera.”
· Aclama al
Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre; canten himnos a su gloria;
digan a Dios: “¡Qué temibles son tus obras”. / R.
· Que se postre
ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre.
Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas a favor de los hombres. /
R.
· Transformó el
mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que con su
poder gobierna eternamente. / R.
· Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré
lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me
retiró su favor. / R.
& 7. 2da.
Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18
“Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por
quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que
importa no es el estar circuncidado o no estarlo, sino el ser una nueva
criatura. La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se
ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie
me venga con molestias, porque ya llevo en mi cuerpo los estigmas de Jesús.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo permanezca con ustedes.
Amén”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.
8. Aclamación antes del Evangelio: “Que
la paz de Cristo actúe de árbitro en su corazón; la palabra de Cristo habite
entre ustedes en toda su riqueza”.
& 9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 51-62
“En
aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los envió por delante, de
dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
“La cosecha es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la
cosecha que mande obreros a recogerla. ¡Pónganse en camino! Miren que los envió
como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y
no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa,
digan primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre
ellos la paz, si no, volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, coman y
beban de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No anden cambiando
de casa. Si entran en un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan,
curen a los enfermos que haya, y digan: “Está cerca de ustedes el reino de
Dios”. Cuando entren en un pueblo y no los reciban, salgan a la plaza y digan:
“Hasta el polvo de esta ciudad, que se nos ha pegado a los pies, lo sacudimos
sobre ustedes. De todos modos, sepan que está cerca el reino de Dios”. Yo le
digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad”. Los
setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: “Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu nombre”. Él les contestó: “He visto a Satanás caer del
cielo como un rayo. Miren: les he dado potestad para pisotear serpientes y
escorpiones y para dominar todo poder del enemigo. Y nada les hará daño alguno.
Sin embargo, no estén alegres porque se les sometan los espíritus; alégrense
más bien de que sus nombres estén inscritos en el cielo”. Palabra del Señor. R.
Gloria a ti, Señor Jesús.
10. Profesión
de fe: CREDO NICENO
- CONSTANTINOPOLITANO
Creo
en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo
lo visible y lo invisible.
Creo
en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue
hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin.
Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas.
Creo
en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso
que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero
la resurrección de los muertos y la vida
del mundo futuro. Amén.
11. Plegaria
universal: A cada invocación respondemos: “Haz de nosotros, Señor, testigos de tu Evangelio”.
v Por la Iglesia;
para que en este tiempo de “increencia e indiferencia religiosa” se recuerde
que su única misión es anunciar al mundo el amor de Dios. Roguemos al Señor.
v Por el Papa, los obispos, los sacerdotes los diáconos y personas
consagradas; para que sepan hacer creíble la proclamación del Evangelio que
anuncian. Roguemos al Señor.
v Por las autoridades; para que lo ejerzan su servicio desde la enseñanza
y ejemplo de Cristo, quien no vino a ser servido, sino a servir. Roguemos al
Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que
encontremos el coraje y la fuerza al recorrer el camino del servicio a los
demás, siguiendo el ejemplo de Cristo Camino. Roguemos al Señor.
III.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
12. Oración
sobre las ofrendas
La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique,
y cada día nos haga participar con mayor plenitud de la vida del reino glorioso.
Por Jesucristo nuestro Señor.
13. Antífona
de comunión. Sal
33, 9
Gusten y vean que bueno es el Señor; dichoso el que
acoge a él.
14. Oración
después de la comunión.
Alimentados, Señor, con un sacramento tan
admirable, concédenos sus frutos de salvación y haz que perseveremos siempre
cantando tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
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